TEXTOS

El nuevo Latino

By May 9, 2019 No Comments

“Con el tiempo, las definiciones cambian y las respuestas se vuelven largas y más complejas” contestó José Antonio Burciaga, alguna vez en la ciudad de México cuando un reportero no quedó conforme con la respuesta a ¿qué es ser Chicano? Porque al parecer él quería saber lo que realmente significaba…

Leyendo a profundidad el ensayo de Burciaga, Return to the Motherland, me atreví a hacer una percepción mucho más extensa a la actual situación sociológica de los Estados Unidos, no solo abarcando el concepto Chicano, México-americano o inclusive Mexicano, sino lo Latinoamericano como un solo ente. ¿Qué es ser Latinoamericano en los Estados Unidos? ¿Quién es y cómo se definiría? Ante varios bosquejos e intentos por aterrizar este texto, que creo yo intentará dar una perspectiva actual de cómo se ha tornado nuestro hábitat, la convivencia y el crecimiento de nuestras comunidades. Comencé cuestionando si acaso un nuevo latino está emergiendo, o si ya existía y ahora se encuentra en un momentum, pero sobre todo, ¿qué nos hace diferentes a generaciones pasadas? Después decidí salir a buscar mi respuestas a las calles de los barrios de la ciudad de Chicago, donde se concentran altos porcentajes de la comunidad latina – Pilsen, Little Village, Brighton Park, Logan Square, Humboldt Park, entre otros –, a distintos eventos, puntos de encuentro, a platicar con amistades, miembros de la comunidad e inclusive con visitantes.

Con mucha seguridad, al igual que Burciaga, no podría asignar un significado al latinoamericano en Estados Unidos. Son demasiadas capas. Migrantes que llegaron a trabajar en las ferroviarias, granjas, campos, acereras, fábricas y empacadoras, entre mediados de los 40s hasta los 60s; y a partir de ahí, para otros la eterna búsqueda de trabajo y un mejor futuro para sus familias. Las primeras generaciones de migrantes se  establecían temporalmente para más tarde traer a sus familias, así la primera, segunda y tercera generación de migrantes y empalmándose una sobre otra, siguieron llegando en las décadas consecutivas. Con paso del tiempo, los inmigrantes evolucionaron, se ramificaron creando comunidades dentro de comunidades.

Hoy en día el inmigrante latinoamericano sigue aterrizando en los Estados Unidos, por distintas circunstancias. Pero este latinoamericano se está incrustando en estas comunidades ya formadas, no tiene la necesidad de crear, si no de renovarlas e innovarlas. Este nuevo migrante, viene preparado, estudiado, es un emprendedor y en todo esto converge con las nuevas generaciones de latinos nacidos en Estados Unidos; una generación consciente de los estragos y padecimientos de sus padres, abuelos en este país, con estudios a base de esfuerzos propios y/o a base de sacrificios de una familia entera, con la convicción de generar el cambio personal, familiar y comunitario.

Este latino ve la vida en Estados Unidos con aspiraciones y ven una gran oportunidad para dejar huella mediante espacios de creación, círculos de convivencia, expresión y colaboración mutua; trabajando juntos en distintos campos. En Chicago encontré que existen infusiones de letrados, literatos y académicos dentro de una revista como contratiempo hasta editoriales independientes como Siete Vientos; artistas ilustradores recién llegados de Ciudad de México como Chema Skandal! compartiendo escena con ilustradores chicanos, como Eric García de Nuevo México; artistas mujeres de distintas generaciones dejando legado artístico como Diana Solís, quien además incursiona en lo empresarial con su tienda galería Pilsen Outpost o Vanessa Sánchez, quien está a cargo de una nueva generación juvenil artística como directora de Yollocalli Arts Reach; festivales incluyentes como Villapalooza en la pleno corazón de La Villita, el barrio mexicano más grande del medio oeste, incorporando a la comunidad musical, artística y a sus habitantes dándoles brecha a compartir distintos gustos generacionales y exponiéndose a nuevos ámbitos o el más reciente Ruido Fest en Pilsen, el único festival en su clase y magnitud en el país trayendo música alternativa en Español, nueva y de antaño. No puedo olvidar la exquisitas fusiones gastronómicas de un Sobremesa Supper Club (Puerto Rico / Perú / Colombia / Argentina y con el corazón puesto en el resto de Latinoamérica) incorporando a sus cenas, platillos y salsas un condimento adicional, el arte y la música; desde los vintage latin sounds con los coleccionistas de disco en vinil de (((SONORAMA))) pasando por los ritmos fusión de Dos Santos Anti-beat Orquesta hasta los ritmos bailables del peruano Bumbac Joe; y sin dejar de mencionar eventos, colectivos y puntos de encuentro como un Harbee Liquors, Cumbiasazo y/o Future Rootz y espacios culturales como Cultura en Pilsen o La Catrina Café.

Todos estos nombres, proyectos forman tan solo una pequeña lista de lo extensa que puede ser una comunidad dentro de una comunidad; expandiendo nuestras raíces a otras comunidades latinoamericanas fuera y dentro del país. Esta nueva generación se encuentra conectada, la tecnología en gran parte es la causal, pero la necesidad ante la aún latente lucha como migrantes y minorías nos mantiene más unidos que nunca. La convivencia generacional y cultural entre latinos se está creando a base de esta unificación donde visiblemente es importante recordar y enorgullecerse de su país pero es aún más estimulante la inmersión de ideas, fusiones y transfusiones. Estamos viviendo un momento de edificaciones culturales creativas e intangibles. Nuestra presencia es vasta, firme y convincente, algo con lo que Burciaga estaría de acuerdo conmigo ya que el termina su ensayo diciendo:  “Pero somos ahora de este lado de la frontera y parte de una nueva era de concientización e independencia”

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